Desde un país
al que le llaman isla,
territorio,
un punto ahí en el mapa,
se desparraman cuerpos
como antorchas
y se enciende el mundo.
Zizek no tiene razón
en concluir
que somo especies enajenadas
en una placa petri.
Somos más.
Y mucho más que eso.
Si la velocidad de todo
fuese como el tiempo
del primer vuelo de un ave
El mundo sabría
que aquí
en esta isla,
en este punto ahí en el mapa,
en este país,
existe una revolución por darse.
La más urgente de todas.
Porque un país secuestrado
por siglos
ha de tener su año cero.
Y el arte efervece,
amanece
y sale de los ojos
como lava que arde
ígnea o flamboyán.
No han podido dormir
porque le han quitado todo
Y se espesa la sustancia
que es un modo nuevo de nacer.