Etiqueta: poesía
Figuración nocturna
Es así la luna
que uno se pierde en ella,
es la pregunta que hacemos
cuando nos golpea su sombra.
Un magacín científico
podría explicarnos cosas,
pero el enigma
de verla cada cierto tiempo
Incesante
Incandescente
Es una presencia abismal
que bordea el rastro de las cosas.
Ella nos guarda secretos
y nos despierta
en las memorias dormidas
que seducen a su entorno.
Y se figura
como un cuadro de Kandinsky.
Es el humo que se queda suspendido
luego del incendio de las cosas.
La luna es un crimen perfecto.
Nos ata al misterio del silencio
cómplice de sueños
que nos despierta agitados
como un atardecer de nubes que se mezclan
y nos sorprende
aún cuando estamos dormidos.
Hay un silencio cruel
que da a la suerte con su nombre.
Es la palabra universal
que de cada boca
ha salido alguna vez.
Un beso alienígena que esparce su sombra.
Subrepticio.
En la luna hay un cadáver.
Nadie lo ve.
Eso no es nada.
En cada poema lo hay.
El ojo es una serpiente que se alarga
hasta avistar el hallazgo.
Es el signo suspendido de la duda.
La luna no tiene atmósfera,
no hay música
y la noche es noche toda.
En la dureza de las cosas,
debajo de las piedras,
entre las páginas de un libro oculto
hay palabras que cuelgan
de tendederos rancios.
Relámpagos que huyen
Se escapan
Sueñan a ser pâjaros perdidos
en alguna tormenta de hielo.
[nota de la autora, intenté transcribir el poema con los espacios y desplazamientos de palabras como están en el original pero no se reflejó así en esta plataforma, sigo intentando la transcripción fiel al original. Esos espacios y desplazamientos son el aire de silencio necesario para sostener el ritmo y la arquitectura del poema. También es lo necesario para que el poema respire.]
Conversación en la Neblina
Aquí mi libro:


Así eran los recuerdos. El descenso del café como un riachuelo, el sonido constante me traía a la memoria que somos breves como el sorbo y acaso una pulsación del tiempo con respecto al tiempo contenido en el universo.
Pájaros, Conversación en la neblina
Lectores
Gracias a lectores que se han interesado en el libro Conversación en la neblina. A los que me han escrito emails, a los que me han contactado via instagram. Gracias por leer! A los que me han preguntado: aquí mismo en el blog puedes adquirir el libro. El libro también se encuentra disponible en Librería Mágica. El libro contiene relatos, prosa poética y poesía. Gracias por respaldar la literatura contemporánea puertorriqueña.
Glendalys
Invisibles
Imposible abandonar esa ciudad
donde las palabras se tornaron cosas
que se vuelven vida:
La música emana
de los pájaros que golpean con su vuelo
los cristales de los edificios.
Sentarse a esperar el tren
que sin duda llegará vacío,
erigiendo sombras,
es un ritual vespertino
destellando pasadizos del recuerdo
como soles que visitan cada tarde.
La industria alemana
no pudo inventar
lo que a nosotros nos tomó una madrugada.
Un código inquebrantable,
pero frágil,
la memoria de la mano que servía el café
sobre las mesas desérticas
teorizadas, conceptuales,
evocando con pinceles
una piedra tan azul
que estaba hecha de nubes.
Y así,
sumergida
en la profundidad del mar,
la acuarela en la pared
de ese museo
que juntos construímos
bajo la superficie.
Donde antes hubo un parque
ahora hay una catedral
y un campanario de jade.
Cuentan los que visitan
que el roce de brisa en las campanadas
suele dar la hora.
Los espectros
que habitaban aquel tren
lanzan desde el aire
ecos que quiebran los vitrales.
La nostalgia del aroma
que deja tras de sí,
como huella luminosa,
la mutación de la luna.
Sabiendo que sólo pasaría
tu silueta cincelada sobre el agua,
compré la taquilla del cine
para esa película que nunca veríamos.
Dicen que el lienzo relator
queda iluminando trazos parpadeantes
sobre las butacas tan vacías de nosotros.
Allí los niños juegan con sus sombras
para no sentirse solos.
Sobre la mesa de noche
hay una foto,
como el tren deshabitado,
en la que nada se ve
pero se siente
la mirada fulminante
que fulge del fantasma
de quien
soy
el único testigo.
Nomenclatura mustia
En una promesa está la palabra
perdida,
nunca se trata de ignorar la nube
suspendida en una copa de cristal.
La sutileza está en reconocer
el laberinto de humo
tendido entre los techos.
A dos aguas el río suena
y la lluvia apalabra lo innombrable.
Lo innombrable es ese gato de sombra
que no es hoja,
ni árbol
ni lenguaje.
Como si de un trazo se pudiese
evaporar el mundo.
Es lo inefable de las cosas,
su arquitectura de aire,
tenías razón en aquello que dijiste.
Pero eso se fue volando como un
caballo salvaje imaginado por
Magritte.
Él hubiese pintado que esa figuración
no era un caballo
y yo le hubiese creído a la ensoñación
del lienzo.
Siluetas se elevan
trazos de contornos
Un objeto es la reminiscencia de un
nombre
y ese nombre es un puente de espejo
que se quiebra
cuando el último pájaro alza vuelo
sobre la marea insondable
donde la apología del silencio
hace estallar cuartos vacíos.